videojuegos

Diatmar. Porque 34 años no son nada.

Corría el año 1989, yo tierno infante de 15 años, estaba pasando el verano con mis abuelos como de costumbre, en un pueblecito de Cuenca, llamado Villar del Horno, bucólico paraje manchego, rodeado de sembraos de trigo y bosque de pino. Como todos los veranos, irse al pueblo se convertía en toda una odisea, no […]

Scroll hacia arriba